Llora. Por suerte, su madre la ha visto sólo de espaldas, de otro modo se hubiese
dado cuenta de inmediato de cuál era su verdadero problema.
Mal de amores. Y no se cura fácilmente. No existen medicinas. Ni remedios. No se
sabe cuándo pasará. Ni siquiera se sabe cuánto duele. Sólo el tiempo lo cura.
Mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario