martes, 11 de enero de 2011

Te entrego mi alma porque ya no la necesito, porque ya no me hace falta. Porque ella no me quiere porque no estás conmigo. Porque ella te busca, te llama a gritos pero no te encuentra. Porque no la quiero si no te tengo. Te pertenece, te la regalo, es tuya. Porque no necesita de mí, necesita más de ti. Te la entrego para que la hagas feliz, porque sin ti ella no quiere serlo. Para que hagas con ella lo que quieras, y cuando no te sirva te pido que la mates. Mátala. Es tuya, úsala. Hacela feliz y después mátala. Porque ya no la quiero acá conmigo, porque rechaza los impulsos de mi cuerpo. Su mejor lugar es contigo. Y si algún momento llegas a necesitarla, resucítala que ella fue hecha para hacerte feliz. Pero no me la devuelvas, aunque no la quieras. Ella te ama y odia mi mente. No me la entregues, guárdala contigo. Llévala siempre en tus hombros. No te olvides que te ama y que una vez fue amada. No la destruyas antes de tiempo. Disfrútala que está dispuesta a que juegues con ella. Acaríciala que te extraña y quiere creer que estás ahí. No la hagas llorar, ya sufrió demasiado. Cuídala hasta que no puedas más; hasta que te canses y la dejes sola. Mátala antes que sepa que ya no vas a estar. No la decepciones, porque mi alma forma parte de ti. Porque mi alma es tuya, porque siempre lo va a ser. Te la regalo para siempre, por favor; trátala bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario